7 feb 2010

Le paso a un alma hermosa

Viviendo eterna
en la obra
del artista,
ya no importa
lo que fue, si será,
o lo que soy,
solo descubre
lo que es la
piel de la cancion.

La angustia
frente al cambio
a los pies,
es propia
del miedo
a no entender
toda esa
ternura de
tu ingenuidad.

Lastiman tu belleza,
ocultas tu tristeza
en la raíz,
la esfixian
con sequía,
desgastan
tu alegría
con la miserable
obligación.

3 comentarios:

Redacción Apedalesvc dijo...

Muy bueno negro!!

Redacción Apedalesvc dijo...

caminante, previo al sueño.
Hoy me niego a caminar en punta de pie. Tal vez sea la hora de levantar al niño sonámbulo. A el, no le disgustaría correr, además de saltar de una cosa a otra sin ningún problema. El pequeño aprendiz, siempre aficionado, trabaja para despabilar. “Ese es el proceso, cavar profundamente el abismo sabiendo que tan solo se encontrará vida”, me recordaba ayer por la tarde.
El desgraciado no anda con rodeos, ya no busca, deja de caminar para alcanzar aquello que tanto apetece: ser olvidado, siempre renegando de las tristes recompensas. El silencio es la llegada, las aperturas lo apremian, su olfato lo siente, sus oídos lo escuchan y sus ojos ciegos, bien cerrados.
Siempre insinúa que las agujas del reloj no advierten, sino que pinchan, trituran la extensión y siempre finaliza su proposición afirmando que el tiempo es el rebenque de la ficción, de una historia que ya no cree. Sin vacilar, en medio de un monólogo interno afirmo su inteligencia: “Ya no cree en lo que piensa”, me digo, atónito cada vez que sus palabras se escapan de sus expresiones. El ya no tan pequeño esta en una relación con el mal. Jamás, me recordó, perderé de vista las sonrisas que recorren mi tránsito ya que en ellas se alojan los destellos de la vida.
Los paseantes, no se han encargado de morder tantas nueces como lo hizo el sátiro enfatizado, solo han mentido dos o tres veces, lo suficiente para transformarse en personas imaginables. El shock le revela su instinto, las calles resuenan a través del embotellamiento de máquinas que, víctimas de un colapso febril, gritan: “Quiero llegar”, como síntoma trasparente del transformador diván. En la calle hay ruidos de truenos y truenos en la cabeza de los paseantes. También, en las calles hay lágrimas de estanques y de mares. Por supuesto, la traspiración es condición al caminar, quizás por ello una vez alcanzado el labio superior por parte de la gota que trata de expandirse por todo el rostro, la boca tiende secarse y a cerrarse. Sin camino, no hay caminantes agitados, no hay panes, ni frutos, aquí, por lo visto hay sed, solo se bebe para seguir el T.C, en consecuencia, de forma ansiada se logra una voluntad de conservación y, para estos tiempos, una adecuada adquisición.
De igual manera, cada forma de pararse, cada estilo de habla tiene varias literaturas detrás. Cada singularidad actúa sintiendo al dramaturgo, escucha sus pasos y fingiendo las atmósferas que integran las tramas de los libros que lleva consigo su historia, prosigue con la composición. De tanto en tanto, el niño vuelve a roncar, es una bacteria bastante curiosa, es similar al Dios de las llaves que de en tanto en tanto abre las puertas con el único fin de establecer ligazones entre las múltiples tramas que hacen de la vida misma un relato sin continuidad. Así, el Dios de las llaves, al abrir y cerrar las puertas, logra coordinar a las historias, ellas así podrán multiplicarse como la imagen del niño en un laberinto de espejos. Algunos, aun, siguen esperando la ola para que los arrastre corriente abajo, pero si aceptamos que hasta los muertos ansían resucitar, los que todavía respiran desean acariciar lo áspero de lo socialmente propicio. Idénticamente perfecto, de forma similar al diván y sus rostros. “Todo me parece que es real en tanto pueda cambiar sin mucho movimiento novelesco” casi en silencio, me dijo el niño, en silencio como está ahora. Ya que es más fácil no vivir, que hacerlo de forma contundente, el niño sigue en sueños, por ahora, a el no le hace falta cumplir.

Musamba dijo...

Muy viseral sr Humberto.

Fotograficamente

Fotograficamente
Édouard Manet

Pintugraficamente

Pintugraficamente
Édouard Manet