28 abr 2011

Devenir Morbo

Dejemos de lado el ideal de lo bello platónico en el clásico cine de Hollywood para aventurarnos a trazar una pequeña posible genealogía del devenir del cine de terror hasta nuestra actualidad. Con esto pretendemos analizar cómo llegamos a decir que la película es una posible línea de fuga desterritorializante del cine de terror o del film de suspenso psicológico.
La vida es devenir afirmamos desde Nietzsche y Spinoza. Cuando a la vida la vemos desde el mundo de las ideas (aquel mundo suprasensible) no hacemos más que limitarla. Sojuzgamos su potencia para dejarla al servicio de lo estático: Claro, así el hombre responde a su esencia: “Animal racional” y su posterior afirmación en “cogito ergo sum” - Pienso, luego existo-.
Por el otra parte, haciendo alusión a la filosofía de Nietzsche, la vida deviene porque la voluntad de poder es el eje dinámico de la vida. La vida es un constante rozamiento de voluntades de poder que nos permiten devenir de Bestia a Superhombre. La voluntad de poder no significa: “aquella voluntad que busca imponerse y dominar a otra voluntad”. Es por eso que la voluntad de poder no consiste en codiciar, ni siquiera en tomar - como la historia del proletariado, aún esclava de las esencias (dícese de filosofía marxista, devenir esclavo de la historia burguesa) lo pretende – sino aceptar la diferencia, en CREAR y en DAR.
La voluntad de poder hace que las fuerzas activas se afirmen sobre su propia la diferencia. En ellas –Fuerzas activas – la afirmación es lo primero, la negación no es nunca una consecuencia esclava de otra voluntad. Devenir reactivo a otra voluntad.
Estamos convencidos de que en algún punto, en la historia del cine de terror, distintas voluntades de poder han chocado, chocan y chocaran sobre lo que alguna vez vimos, vemos y veremos. Del resultado de las chispas de esas espadas puestas en guerra – voluntades de poder – es que tenemos una revisión bastante rápida e imprecisa de la evolución del cine de terror.
Revisemos el carácter del cine de terror. Este tipo de cine pretende provocar en el espectador sensaciones de pavor, miedo, disgusto, repugnancia, horror, incomodidad o preocupación. El cine de terror nace de la combinación de la novela de terror de la segunda mitad del Siglo VIII y de la tradición oral del cuento de miedo, desarrollada ampliamente en las zonas rurales de todas las culturas: de ahí que en la nuestra aparezcan leyendas como la del Pombero, la Luz Mala, entre otros.
Haciendo una pequeña y breve cita al filosofo de la mediación Mc Luhan, quiero mencionar la célebre frase de “un medio se contiene en el otro” para hacer una alusión directa del devenir del primer cine de terror. Esté se sirve de estos elementos – monstruos - agenciados en la cultura del 1900 norteamericana y europea. De ellos debemos el traspaso de la literatura al cine de muchas novelas. La primera fue Frankestein de 1910 dirigida por J. Searle Dawley para los estudios Edison en Hollywood.
Era lógico que hasta el momento lo único que se conocía daba las sensaciones de pavor, miedo, disgusto, repugnancia, horror, incomodidad o preocupación - la novela de terror o los cuentos orales- fuera el arma de la cual se atinara el cine para basar sus planos. Generalmente esta provocación se fue buscando por parte de los distintos guionistas, directores, desde el ataque más directo a los valores apolíneos sobre la vida. Todo esto por la necesidad de frescura que requiere impresionarse con el terror. El terror se mueve en una inmensa segmentaridad que supone fugas constantes que requieren ir cada vez más allá de lo que está permitido ver. Cuando decimos “está permitido ver” estamos haciendo referencia al juicio valorativo de lo moralizante en la sociedad. La novedad, lo desterritorializante en un momento fue jugar con lo demoniaco/espiritual en un exorcismo: y eso era lo atrevido en la moral, lo que provocaba. Y aún así en “El exorcista” (1973) notamos elementos sugestivos para la nueva desterritorialización del cine de terror actual: El Morbo. Es por eso que la escena en la Regan, la dulce niña poseída que protagonizó la joven Linda Blair, se está masturbando con una cruz de Jesucristo es censurada y prohibida hasta su reedición 20 años más tarde. El morbo como elemento fundamental provocador en “A Servian Movie” (2010) pretende extender la apuesta territorializada del aparato de captura capitalista: (*) capturada en lo apolíneo de la vida y en valores que nos llevan a enjuiciar de que si esta película es apta de ser mostrada.

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Fotograficamente

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Édouard Manet

Pintugraficamente

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Édouard Manet